This story can be read in both English and Spanish (English below)
El coronavirus está en movimiento, pero de repente todos estamos menos móviles que nunca. Sergi Vera plantea cómo esta crisis podría mostrarnos una mejor manera de vivir, lentamente, localmente.
Coronavirus is on the move, but we're all suddenly less mobile than ever. The Covid-19 crisis shows the fragility of our system in its dependence on mobility. Sergi Vera sketches how this crisis could show us a better way of living, slowly, locally.
Si la búsqueda continua de la sostenibilidad tendría que ser el paradigma del siglo XXI, ésta, no se podría entender sin dos de sus máximas: “slow life”, traducido como vida lenta y “stay grounded” traducido como tocar de pies en el suelo, en el sentido más literal de la expresión.
Las dos, chocan con el sistema económico actual basado en la máxima producción de bienes en el menor tiempo posible y es por ello que, exceptuando algunos pequeños casos, estos dos principios de la sostenibilidad han tenido poca o ninguna cabida en nuestras vidas.
La crisis generada por el Covid-19 pero, ha puesto en relieve la importancia del territorio, de todo lo que es local, nos ha mostrado la fragilidad de un sistema que depende en gran medida de la movilidad para seguir produciendo como hasta ahora. Es mucha la gente que des de hace tiempo podría trabajar des de su casa, pero es muy poca la que realmente lo lleva a cabo.
Photo by Sergi Vera
Hasta la fecha, una gran cantidad de empresas se han mostrado reticentes a imponer el teletrabajo entre sus trabajadores argumentando, entre otros, que des de casa el rendimiento es menor. No obstante, con la crisis del coronavirus muchas de estas empresas se han visto obligadas a instaurar el teletrabajo y puede que esta experiencia sirva de prueba para evidenciar las múltiples ventajas de evitar el transporte.
Sin ir más lejos, se reducirían las emisiones de CO2 y la contaminación atmosférica considerablemente, disminuirían el número de accidentes in itinere, los costes del desplazamiento serían menores, mejoraría la cualidad de vida de las personas y la gente tendría más tiempo para vivir más relajadamente sus barrios y pueblos, hecho que facilitaría cualquier tipo de red social organizativa. En resumen, los territorios volverían a ser un poco más de la gente que los habita y dejarían de ser, un poco menos, simples lugares de paso.
Esta historia fue compartida por Sergi Vera, un urbanista español basado en Barcelona.
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If the non-stop search for sustainability is the XXI century paradigm, it can’t be understood without reference to two of its principles: “slow life” and “stay grounded”, the second in the most literal sense of the expression.
Both principles clash with our current economic system, which is based on the maximum production of goods in the minimum possible time. Due to this fact, these sustainability principles haven’t been so relevant in our day-to-day life.
The Covid-19 crisis, however, has highlighted the importance of territory, of what is local, and it has showed us the fragility of a system that pretty much depends on the mobility of people in order to keep producing as always. There are plenty of people that could be working from home, but there are very few who are really doing it.
Photo by Elma Musa
Until now, the great quantity of companies has been reluctant to impose remote working on their employees, arguing that people working from home are less efficient. But the current crisis has obliged these companies to establish the possibility of working from home, and this could be useful as a trial experience to evidence the multiple advantages of avoiding transport.
Without travelling so far, CO2 emissions and atmospheric pollution would be reduced considerably, the number of ‘in transit’ accidents would be diminished, travel costs would be lower, people’s quality of life would increase, and people could have more time to really live in their neighbourhoods and towns in a more relaxed way, which would in turn facilitate the organization of all kinds of social groups and local networks. In sum, places would come to be a bit more about the people who live in them, and a little less simply places for passing through.
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